Cuidado de las plantas.
Cuidado de las plantas. Cuando se cuenta con un jardín que puede brindar una imagen y sensación de bienestar, es importante poner gran empeño en el cuidado de las plantas del mismo. Para esto se debe contar con los conocimientos necesarios.
Cuidados.
Se debe efectuar su limpieza, mantenerlas libres de hojas y flores secas, es tan o más importante que su riego, es posible pulverizarlas con agua jabonosa, esta sirve para mantener lejos a los parásitos.
Es importante mantener las plantas limpias, para ellos se utiliza una esponja húmeda para quitar el polvo sobre las dos caras de las hojas. El polvo detiene la luz necesaria para la fotosíntesis y, además, cierra los poros por debajo. Se debe vaporizar las hojas frágiles o de tamaño pequeño. La poda del follaje hace crecer nuevos tallos y la planta se vuelve más fuerte y más tupida.
En los casos en que el dueño del jardín deba ausentarse por un tiempo el cuidado de las plantas en estos casos se limita a colocarlas alrededor de un cubo con agua del cual se desprenderán cordones gruesos que se enterrarán en cada maceta, los cordones serán los encargados de conducir el agua por el cubo de acuerdo a las necesidades de cada planta.
El exceso de agua es mucho más perjudicial para las plantas, si se vierte mucha agua sobre ella, lo más probable es que se empobrezca la tierra dando lugar a la aparición de enfermedades y su consecuente marchitación.
Fertilización.
El uso de fertilizantes es necesario si se desea que el jardín crezca fuerte. Los abonos afirman que las plantas no se nutren de la tierra sino de sus minerales; los básicos son: nitrógeno, fósforo, potasio y calcio, todos ellos se encuentran en forma de sales y a su vez no son los únicos necesarios para el correcto desarrollo de la vegetación.
Se debe aportar a la dieta de las plantas hierro, manganeso, magnesio, boro y zinc; estos son absorbidos por la vegetación en los primeros meses a medida que se riega y el abono se va disolviendo.
Es recomendable el uso de fertilizantes en función de cada tipo de planta y la estación del año. Puede realizarse con dos tipos de abono: sólido y líquido disuelto en agua; la única diferencia entre ambos es la rapidez de absorción de los líquidos.
Abonos para el suelo.
Un aporte semanal es suficiente para la mayoría de las plantas, este puede variar de una especie a otra. Los abonos que actúan sobre las raíces existen en diferentes formas: sólidos, bastoncillos a colocar en la tierra, líquidos a añadir al agua, o en polvo a repartir sobre la superficie de la tierra.
Abonos para hojas.
Las plantas poco cuidadas durante algún tiempo se debilitan, las hojas crecen demasiado pequeñas, para ellos es importante abonarlas regularmente sobre las hojas, lo que garantiza su absorción inmediata. Este proceso no es recomendable realizarlo en otoño cpor el descanso vegetativo.
Riego.
El agua compensa la evaporación y transporta las substancias nutritivas. El riego es una de las tareas más importantes en la jardinería, las plantas necesitan de este proceso de forma abundante en verano, sin embargo, sólo se le debe dar el aporte necesario. Las características de la planta y la tierra serán las que dictaminen el volumen de aporte de agua; las tierras arenosas apenas retienen agua, por lo que se dbee calcular la dosis antes de regar. La tierra arcillosa suelen encharcarse y pueden saturarse, aquí se debe efectuar el riego al atardecer para evitar la evaporación inmediata, no se debe olvidar que esto es algo frecuente en los meses de verano.
El riego se hace en función de la naturaleza de la maceta. Las macetas de barro cocido dejan evaporar el agua por sus paredes, pero no las macetas de plástico. Un cubre macetas bien ajustado alrededor de la maceta de barro cocido reduce mucho la evaporación. No se dbee dejar nunca el agua estancarse al pie de las plantas.
En una maceta de 5 cm. de diámetro la tierra está seca el día después de regarla. Si la maceta alcanza el tamaño de un cubo se quedará húmeda durante una semana. Las pequeñas macetas se calientan muy rápidamente, lo que lleva a una evaporación más rápida del agua que contienen.
Crecimiento.
Las plantas tienen que ser replantadas regularmente en unas macetas de un tamaño 2 veces superior para poder crecer. Se debe dar la vuelta a la maceta y extraer delicadamente la planta, eliminar la tierra antigua o contaminada y las raíces enfermas y cambiar de maceta en primavera o incluso en otoño. En el fondo de la nueva maceta, se debe colocar una capa de gravilla, restos de maceta rota o bolas de arcilla para el drenaje y luego la tierra. Se debe colocar la planta dentro y completar con tierra vegetal hasta 1 cm. del borde y regar abundantemente.
Cuidados.
Se debe efectuar su limpieza, mantenerlas libres de hojas y flores secas, es tan o más importante que su riego, es posible pulverizarlas con agua jabonosa, esta sirve para mantener lejos a los parásitos.
Es importante mantener las plantas limpias, para ellos se utiliza una esponja húmeda para quitar el polvo sobre las dos caras de las hojas. El polvo detiene la luz necesaria para la fotosíntesis y, además, cierra los poros por debajo. Se debe vaporizar las hojas frágiles o de tamaño pequeño. La poda del follaje hace crecer nuevos tallos y la planta se vuelve más fuerte y más tupida.
En los casos en que el dueño del jardín deba ausentarse por un tiempo el cuidado de las plantas en estos casos se limita a colocarlas alrededor de un cubo con agua del cual se desprenderán cordones gruesos que se enterrarán en cada maceta, los cordones serán los encargados de conducir el agua por el cubo de acuerdo a las necesidades de cada planta.
El exceso de agua es mucho más perjudicial para las plantas, si se vierte mucha agua sobre ella, lo más probable es que se empobrezca la tierra dando lugar a la aparición de enfermedades y su consecuente marchitación.
Fertilización.
El uso de fertilizantes es necesario si se desea que el jardín crezca fuerte. Los abonos afirman que las plantas no se nutren de la tierra sino de sus minerales; los básicos son: nitrógeno, fósforo, potasio y calcio, todos ellos se encuentran en forma de sales y a su vez no son los únicos necesarios para el correcto desarrollo de la vegetación.
Se debe aportar a la dieta de las plantas hierro, manganeso, magnesio, boro y zinc; estos son absorbidos por la vegetación en los primeros meses a medida que se riega y el abono se va disolviendo.
Es recomendable el uso de fertilizantes en función de cada tipo de planta y la estación del año. Puede realizarse con dos tipos de abono: sólido y líquido disuelto en agua; la única diferencia entre ambos es la rapidez de absorción de los líquidos.
Abonos para el suelo.
Un aporte semanal es suficiente para la mayoría de las plantas, este puede variar de una especie a otra. Los abonos que actúan sobre las raíces existen en diferentes formas: sólidos, bastoncillos a colocar en la tierra, líquidos a añadir al agua, o en polvo a repartir sobre la superficie de la tierra.
Abonos para hojas.
Las plantas poco cuidadas durante algún tiempo se debilitan, las hojas crecen demasiado pequeñas, para ellos es importante abonarlas regularmente sobre las hojas, lo que garantiza su absorción inmediata. Este proceso no es recomendable realizarlo en otoño cpor el descanso vegetativo.
Riego.
El agua compensa la evaporación y transporta las substancias nutritivas. El riego es una de las tareas más importantes en la jardinería, las plantas necesitan de este proceso de forma abundante en verano, sin embargo, sólo se le debe dar el aporte necesario. Las características de la planta y la tierra serán las que dictaminen el volumen de aporte de agua; las tierras arenosas apenas retienen agua, por lo que se dbee calcular la dosis antes de regar. La tierra arcillosa suelen encharcarse y pueden saturarse, aquí se debe efectuar el riego al atardecer para evitar la evaporación inmediata, no se debe olvidar que esto es algo frecuente en los meses de verano.
El riego se hace en función de la naturaleza de la maceta. Las macetas de barro cocido dejan evaporar el agua por sus paredes, pero no las macetas de plástico. Un cubre macetas bien ajustado alrededor de la maceta de barro cocido reduce mucho la evaporación. No se dbee dejar nunca el agua estancarse al pie de las plantas.
En una maceta de 5 cm. de diámetro la tierra está seca el día después de regarla. Si la maceta alcanza el tamaño de un cubo se quedará húmeda durante una semana. Las pequeñas macetas se calientan muy rápidamente, lo que lleva a una evaporación más rápida del agua que contienen.
Crecimiento.
Las plantas tienen que ser replantadas regularmente en unas macetas de un tamaño 2 veces superior para poder crecer. Se debe dar la vuelta a la maceta y extraer delicadamente la planta, eliminar la tierra antigua o contaminada y las raíces enfermas y cambiar de maceta en primavera o incluso en otoño. En el fondo de la nueva maceta, se debe colocar una capa de gravilla, restos de maceta rota o bolas de arcilla para el drenaje y luego la tierra. Se debe colocar la planta dentro y completar con tierra vegetal hasta 1 cm. del borde y regar abundantemente.
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